Por Pilar Altilio
Es uno de los artistas argentinos cuya trayectoria internacional ha venido en expansión desde las últimas dos décadas. Singular en sus propuestas, emergente de un proyecto que se nutre de las diversas modalidades que adquiere la comunicación, no sólo entre personas sino entre el cielo y la tierra, Martín Bonadeo (Buenos Aires, 1975) exploró además la comunicación olfativa y se doctoró en ello, sumando un pos doctorado en vínculos entre arte, ciencia y tecnología en la University of California, Los Angeles, en 2004. Actualmente reside en Barcelona donde por segunda vez fue nombrado profesor visitante por la Universidad Pompeu Fabra. El año pasado presentó dos libros: ALBA MAGICA MMX y GRATIA MÍSITICA MMX, en los que reúne textos e intervenciones con el aporte de sus proyectos, sobre todo los que cambian la escala.
De paso por Buenos Aires, para presentar en la galería Praxis su muestra Huaca Huichaira (Lugar sagrado elevándose), una enorme intervención en el paisaje que realizó en Jujuy en 2024, que replica con piedras las constelaciones oscuras que los antiguos pueblos andinos veían dentro de la Vía Láctea. En el campus de la Universidad Austral, en Pilar, provincia de Buenos Aires, convocó a plantar 144 ombúes en grupos de 36 que conformarán 4 montes: un árbol icónico del sistema pampeano, referente del país y cuya vida puede extenderse a 400 años.
“Vengo de una familia de médicos: padre cirujano y algunos traumatólogos, y me sorprende la cuestión de mirar el cuerpo por partes ya que, para mí, el cuerpo físico es uno, pero hay otros cuerpos que la medicina no suele ver, que son más etéreos”, define en diálogo con Ñ. “Cualquier artista después de los 60 –y sobre todo después del conceptualismo– está mucho más allá de generar simplemente una imagen, también es curioso que nos llamen artistas visuales cuando las obras no sólo pueden ser vistas, sino que hay muchas posibilidades de abordarlas”, agrega.