“Las flores constituyen un telón de fondo en la vida cotidiana: bordean carreteras y enmarcan ciudades y parques, adornan nuestras casas y jardines, crecen y mueren a lo largo de las estaciones. A pesar de esta percepción de las flores como información de fondo, son parte integral de la experiencia humana, ya que tienen el poder de nutrir y sanar, de envenenar y deleitar, de inducirnos al sueño y embriagarnos, o incluso de provocar una expansión de la conciencia. En el nacimiento y en la muerte, las flores son requisitos, al igual que en las comidas festivas y celebraciones. Regalamos flores como símbolos de amor, amistad, homenaje y hospitalidad.”
Lucia Fainzilber