Luciana Pinchiero es una de ellas: aunque nació en Argentina, vivió mucho tiempo en Los Ángeles y luego se asentó en Nueva York, donde encaró una maestría en artes visuales en Parsons. El recorrido profesional también estuvo acompañado de una profunda transformación personal, porque en este proceso Pinchiero «salió del closet», según ella misma cuenta, y esa identidad queer, que comenzó a gestarse en lo personal, también tuvo un correlato en su modo de hacer arte.
Desde entonces, Pinchiero bucea dentro del collage y la escultura los distintos modos en que se han representado los estereotipos de género y la complejidad del cuerpo femenino desde una mirada que insiste en posicionarse por fuera de la heteronormatividad.
Un programa artístico, la Fellowship del Bronx, le dio la posibilidad a Pinchiero de tejer una red profesional dentro del arte y fue el puntapié para armar una comunidad de donde salieron amistades, oportunidades y exhibiciones que le permitieron llegar a Praxis New York, donde expone «Bad Posture» actualmente y hasta el 9 de marzo.
La escultura central, titulada igual que la muestra, presenta una instalación de casi cinco metros por dos metros y medio, que alberga figuras recortadas de estatuas clásicas y modelos de vida. La obra reflexiona sobre la belleza clásica y la creación artística, desafiando la dicotomía entre ser adorado (como una deidad) y ser amado (ser humanamente querido).