En la cosmovisión china se dice que está el cielo, la tierra y entre ambas el hombre.” Desde el punto de vista del hombre: como posee, además de su propia naturaleza, las virtudes del cielo y de la tierra, solo puede realizarse haciéndose cargo de ellas. En esta perspectiva, el cielo y la tierra, representan al mismo tiempo el espacio y el tiempo”… ( Francois Cheng. Vacío y plenitud)
A veces las preguntas más que las respuestas son las que nos llevan a abordar cualquier trabajo expresivo. Si apartamos la mirada de lo cotidiano todo se vuelve un gran misterio. Caminamos entre luces y sombras. Cada momento vivido, tangible, ya no lo es al siguiente. El tiempo es una ilusión que se escabulle y así se va armando nuestra historia. Todo cambia en un constante fluir.
Este es el punto de partida. Las imágenes surgen como intuiciones, intereses y preguntas por el mundo que nos rodea, deseo por acercarnos a lo que no podemos definir. La infancia como reservorio de experiencias se resignifica desde otro tiempo en el presente, entonces aparecen los materiales.
Estos trabajos nacieron como dibujos. Dibujo las formas pero en una segunda etapa las líneas se escapan del plano, buscando materializarse, soñando nuevas formas. Las líneas son dinámicas y me conducen en el movimiento. El hilo abordado por la luz muestra la ilusión de otras formas posibles y la oscuridad de las proyecciones toman protagonismo.
El hacer me permite descubrir más allá de la intención. Así las cosas, lo aparente no siempre es lo que parece en un primer momento, otra mirada es posible.