Federico Telerman
Nací en 1988, en Buenos Aires, Argentina. Crecí entre París, Washington y La Habana. Mi infancia estuvo marcada por los viajes y las mudanzas. Muchas veces me vi obligado a reemplazar la nostalgia de lo dejado atrás por el ímpetu de introducirme en lo desconocido. Ser extranjero fue parte de mi vida, y seguramente lo sea para siempre. El cambio constante me hizo ser quien soy, me hizo ver las cosas como las veo.
Nada, por más que parezca, está quieto. Cada pequeño momento que vivimos es movimiento. Movimiento de un estado a otro, de una emoción a otra, movimiento de realidad, de cuerpo, de piel, de amores, de vida a muerte. Estamos en constante cambio. Incluso los recuerdos se mueven. Nos olvidamos de cosas, agregamos otras, completamos las historias, idealizamos lo irrelevante y olvidamos lo importante. Siempre que intento representar un recuerdo, al momento de atraparlo hay algo que se escapa, y en ese hueco aparece la pintura. En ese “vacío” que hay entre dejar una cosa para ir a otra. En esa instancia de vulnerabilidad y pocas certezas. Encuentro gran satisfacción en aceptar lo cambiante, lo imposible de agarrar. Rechazo lo estático. Todo es movimiento, y sobre eso pinto.
¡Qué contradicción “pintar el movimiento”! Suena a un imposible. Pareciera ser que los pintores agarramos las cosas y las congelamos. Las detenemos en el tiempo. Suena a un imposible… y quizás lo sea. Pero lo que me interesa es precisamente esa lucha, la búsqueda quijotesca de lo imposible. Cuánto más lejano sea el objetivo, más me siento obligado a poner el cuerpo. Trabajo con las manos, no uso pinceles. Y de eso se trata mi pintura. Sobre el gesto, físico, visceral y emotivo.
Antes creía que disciplinas como la danza o la actuación, por ser performáticas y usar el cuerpo, eran la verdadera encarnación del movimiento. Pero no solo la pintura se mueve,
sino que tal vez sea la disciplina más dinámica. A menudo pienso en la relación entre la pintura y la naturaleza. ¿Es la observación del mundo exterior lo que me inspira o es la
pintura un espejo del mundo y sus fenómenos? ¿El acto de pintar es una representación, un homenaje a las fuerzas naturales o es el acto de pintar la fuerza en sí misma? ¿Representación o encarnación? Intento ubicarme en el segundo grupo. Considero que mi trabajo no es la representación sino la encarnación del movimiento. Por eso elijo la abstracción como lenguaje. Es un idioma que me permite, más que representar el fuego, ser el fuego. Más que representar una cascada, ser ese agua que cae. Me siento cómodo
hablando el idioma abstracto porque es así como consigo explorar eso que se escapa, traspasar el límite que tienen las palabras y las cosas. El límite que tienen los recuerdos. Es en lo abstracto donde logro verme cara a cara con el movimiento. Es un ejercicio dinámico en sí mismo, opera de la misma manera que lo hace el agua de un río, el fuego de un incendio, el viento en un pastizal. El movimiento es lo que me hace sentir vivo.
Federico Telerman
Buenos Aires, December 2024
+ Ver más
Federico Telerman (Buenos Aires, 1988)
He lives and works in Buenos Aires, Argentina
Formación
Dirección, University of Cinema, Buenos Aires, Argentina
Taller de artista con Leila Tschopp
Taller de artista Dolores Casares
Exhibiciones individuales
2024 – Duermevela , Praxis, Buenos Aires, Argentina